Hablamos con Lenine Cunha. 34 años, de Vila Nova de Gaia. Se le conoce como el atleta con más medallas del mundo.
Su infancia es una mezcla de emociones. El ataque de meningitis que sufrió le hizo pasar de niño a adulto bruscamente. Desde su punto de vista, su enfermedad puede leerse de dos maneras: un acontecimiento terrible y/o una feliz coincidencia. El niño se convirtió en hombre en poco tiempo y con secuelas irreparables.
Pero el deporte fue su vía de escape. Una evasión que le llevó a los grandes escenarios del atletismo mundial.
Su familia es su principal pilar. Sin ellos no sería lo que es hoy. Su madre fue su principal motor, ya que siempre le animó a practicar deporte. Comenzó su andadura a los seis años. Tan joven y ya con un puñado de sueños.
Eligió el atletismo por algunos miembros de su familia. Su fuente de inspiración fue su tío, que llegó a ser campeón nacional en los años 60, así como dos de sus primos, que participaron en una competición con la atleta Rosa Mota. Su entrada en el deporte comenzó como una cuestión de salud y se convirtió en una verdadera pasión cuando entró en la Alta Competición en 1999. Una pasión que le impulsa hasta el día de hoy.
2015 fue un año especialmente oscuro para Lenin. Perdió a su principal motor, su madre, a causa de una larga enfermedad. A ella le dedica todo lo que ha conseguido en sus largos e intensos 27 años de carrera.
La trayectoria de este atleta paralímpico ha sido de todo menos tranquila. Una de sus principales dificultades fue la falta de apoyo financiero. Estuvo a punto de renunciar a su gran sueño hasta que algo cambió: consiguió un patrocinador. Este patrocinador fue el lema de su medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos de Londres en 2012.
Y como el futuro se crea en el presente, nuestro atleta espera que el suyo sea muy brillante. Llegar a las 200 medallas.
Lenin es la prueba viviente de alguien que ha convertido sus dificultades en virtudes. La perseverancia, la disciplina y, sobre todo, la capacidad de soñar son valores que le distinguen.
Creemos que todavía tiene una bolsa llena de sueños.